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Sevilla necesita un psiquiatra. A poder ser, jovencito y de izquierdas.

Sevilla necesita un psiquiatra. A poder ser, jovencito y de izquierdas. Pienso en ello ahora, en estos días en que la veo cambiar como de la noche al día tal vez sin que muchos se den cuenta, pero de una forma tan rotunda que asusta. A veces a Sevilla se le nubla la personalidad y cree ser una muchachita de bonitas piernas (trastorno que suele durarle poco, porque tan loca no está) pero otras, la mayoría, y ahora también con el cambio de signo político, se queda clavada en su vetustez como intentando engullir su historia y su pesadez sin lograrlo; como el águila culebrera de los documentales de Rodríguez de la Fuente, un águila culebrera con el pico para arriba y los ojos como platos que se estuviera tragando no ya una bicha, sino la Giralda con la veleta. De modo que tras el minifalderismo de las peatonalizaciones y las bicis (personalidad fugaz como se ha dicho, pero feliz), ahora vuelve a su deprimente colapso espaciotemporal de siempre, sin saber si lo suyo es ir para adelante o para atrás o, lo que es peor, para ambos sitios a la vez (…)

CESAR RUFINO en «La ciudad que se tragó una torre»  http://blogs.elcorreoweb.es/tuentitantos/2011/06/21/la-ciudad-que-se-trago-una-torre/